Siempre nos hallamos buscando algo, muchas veces por inercia, casi sin darnos cuenta.
Buscamos cosas como el amor, la paz, el éxito…
Cada uno de nosotros buscamos ese algo que nunca acaba. Y digo nunca, porque nunca se deja de buscar y como consecuencia de ello, nunca dejamos de encontrar.
Aunque también tengo que decir que a veces las cosas no son como esperamos, y que por mucho que busquemos no encontramos, y al final eso es lo bonito, encontrar algo que no buscabas.
En mi caso, llevaba mucho tiempo indagando en algún lugar que me diera la calma que necesitaba. Un lugar donde pudiera perderme, encontrarme y conocerme un poquito mas.
Y un día sin querer, apareció un lugar más cerca de lo que esperaba, “Hacienda Cuatro Ventanas”.
Un sitio que no te esperas, que te envuelve con su tranquilidad y que hace que no quieras irte jamás. Recuerdo que cuando hacía la maleta, sabía perfectamente que sin haber experimentado el estar allí, ya quería volver.
Sin duda alguna, estoy segura de que nunca he estado en lugar tan mágico. Su vegetación, sus paisajes, sus rincones, su silencio…
Fue maravilloso descubrirla y disfrutar de ella, y por supuesto conocer al personal, tan amable y cercano.
Gracias por todo, pero especialmente por crear este tipo de parajes en nuestra tierra.