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No obstante, el ritmo de vida que puede llevar una diseñadora puede ser caótico y frenético, por lo que necesito, de vez en cuando, reconectar con la naturaleza y con el sonido que de ella se desprende, para así poder renacer con energías renovadas.
En Hacienda 4 ventanas no solo pude recuperar el equilibrio de mi cuerpo a niveles físicos, sino que además me reencontré con mi yo más profundo, esa parte de mí, más creativa necesaria para el desarrollo de mis colecciones.
A través de la práctica del yoga volví a sentir mi cuerpo, lo mimé y le dí la energía que necesitaba. Tienen en medio de la piscina Infiniti un espacio increíble para esta práctica, es imposible no conseguir concentrarte en la meditación activa allí.
Solo con mirar al horizonte y esperar la puesta de sol mientras escuchas el caer continuo del agua por los muros de la piscina, el zumbido de las abejas jugar entre las enredaderas de suelo, y el suave silbido del viento entre todos los arboles del jardín, eras capaz de olvidar el tiempo, la rapidez del día a día, incluso la frivolidad del mundo que me rodea.